Lo tenía todo organizado. Aunque en un principio les había dicho a las niñas que no podría ir a la jornada de puertas abiertas de danza, a última hora el encaje de bolillos parecía que quedaba resuelto gracias a un viaje relámpago que hará la “súper abuela” la próxima semana.
Solucionado el problema de la danza hace unos días, mi mente en las últimas 48 horas se ha centrado en otras batallas: analíticas de Sara, algunos detalles de la Primera Comunión de Irene, las revisiones en el dentista, tener preparado el próximo “Ratón Pérez” que está a punto de llegar, la Escuela de Padres del colegio…
Pero yo estaba tranquila porque, a mi marchita, esta semana estaba llegando a todo lo previsto. Y a algún imprevisto -que siempre los hay-, como la llantina de Sara de anoche.
Le había dicho que fuera poniéndose el pijama y que tiraríamos los calcetines que algunas noche utiliza para dormir, porque estaban muy viejos y se les había hecho una “patata”. Pero de repente, me di cuenta de que lloraba desconsolada en su habitación.
- “Mamá, es que si tiras los calcetines del osito, los voy a echar mucho de menos”.
No pude abrazarla más fuerte. La ternura de Sara anoche casi me hace llorar. No sé si algún día será consciente de en qué medida, con esta dulzura innata que tiene, es una bendición para toda la familia.
Lo dicho, todo iba saliendo más o menos bien, hasta que esta tarde Irene ha salido del colegio con cara de “mamá, ya te vale”. Y en parte con razón.
La jornada de puertas abiertas era hoy y no el próximo jueves, como yo había anotado en el calendario de la cocina. Y nadie de la familia estaba ahí para ver sus progresos. En fin, nada grave. Estos niños están muy atendidos. Así que sentimiento de culpa ninguno.
Casi lo consigo, pero no ha sido posible. Marqué en el calendario “un jueves” equivocado. Qué le vamos a hacer.
Menos mal que un padre amigo que ha presenciado la escena ha salido hábilmente al rescate.
- “Tienes una artistaza en casa. Yo te paso los vídeos”.
Irene contenta y yo también. Desde luego, “quien tiene un amigo, tiene un tesoro”. @amparolatre