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¿Qué es una misa de traspaso?

funeral

Greg Kandra - publicado el 05/04/17

Curiosas tradiciones en torno a la muerte de un sacerdote

Entre los que leyeron mi panegírico en honor A un fallecido párroco muy querido, hubo quienes se intrigaron por una referencia concreta. Algunos me preguntaron “¿Qué es una ‘misa de traspaso’?”.

Pensé que es una buena oportunidad para recuperar una publicación de hace algunos años que explica las costumbres relativas al funeral de un sacerdote, incluyendo dicha particular misa.

El sacerdote Joshua Janko escribió sobre este tema en un blog hace unos años:

¿Cuáles son algunas de las prácticas tradicionales que acompañan el fallecimiento de un sacerdote?

Bueno, empezaré explicando una práctica tradicional que fue parte de mi propia ordenación. La costumbre establece que el obispo consagre con aceite las manos del sacerdote recién ordenado. Poco después, limpia sus manos consagradas con un paño blanco llamado maniturgium. El recién ordenado presenta el maniturgium a su madre en su misa de Acción de Gracias.

Tradicionalmente, esta prenda blanca se entrega a la madre del nuevo sacerdote para simbolizar la ofrenda de su hijo al servicio de la Iglesia. El padre Zimmer y el padre McCormack probablemente dieran estas telas blancas a sus propias madres y habrían sido enterradas con ellas de haber fallecido antes que sus hijos. La tradición dice que cuando la madre de un sacerdote llega a las puertas del Paraíso, san Pedro pregunta: “¿Qué diste a Dios durante tu vida?”, a lo que la madre puede responder: “Di a Dios uno de mis hijos”.

Otra costumbre cuando fallece un sacerdote es que se le entierre con su hábito de sacerdote añadiendo una casulla blanca. En la misa funeral del padre Zimmer el sacerdote compartió con los presentes en la homilía que él mismo había sido acompañado por el padre Zimmer en el día de su ordenación. Luego pudo ayudar a arreglar el cuerpo del padre Zimmer en la preparación de su funeral.

Además, la cubierta del ataúd de un sacerdote queda abierta durante las horas de visita para que familia, amigos y todos los fieles a quienes el sacerdote sirvió durante los años puedan presentar sus últimos respetos y decir una oración. El padre McCormack fue vestido con la vestidura blanca que llevó el obispo Higi durante la consagración de la nueva iglesia de Saint Alphonsus Liguori en 2004.

Algunos se habrán percatado durante las horas de visita que había Caballeros de Colón de Cuarto Grado situados cerca del cuerpo del padre McCormack. Y es que el sacerdote también era Caballero de Cuarto Grado y antiguo capellán de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

También hay varias tradiciones y prácticas en torno al cáliz de un sacerdote fallecido. A menudo, cuando se ordena un sacerdote, su familia le apoya contribuyendo con el cáliz que usará en su ministerio, especialmente cuando celebra la misa.

El cáliz de un sacerdote tiene un gran valor sentimental. En esencia, hay un legado conectado al cáliz de un sacerdote, así que es una costumbre tradicional que un sacerdote legue su cáliz a otro sacerdote o a algún hombre que estudie para ser sacerdote (un seminarista), de forma que el “legado” del ministerio del sacerdote difunto siga viviendo.

Por ejemplo, el cáliz que mi familia me ayudó a conseguir antes de mi ordenación en 2006 tiene símbolos e imágenes que me han ayudado a concentrarme más aún cuando celebro la misa.

Cuando buscaba un cáliz, terminé encontrando uno antiguo y precioso que solo necesitaba un poco de restauración para empezar a darle un buen uso. De hecho, mi cáliz había sido utilizado durante muchos años antes que yo por otro sacerdote. No conozco su nombre, pero sea quien sea, le recuerdo en mis oraciones en la misa.

En cierto sentido, su legado perdura porque sigo utilizando su cáliz hoy día. El cáliz, al igual que algunas vestiduras de los sacerdotes, es muy importante en la vida de un cura. Después de la muerte de un sacerdote, se espera que el cáliz siga siendo usado por otros sacerdotes al celebrar la liturgia.

(…) Y por último, mencionaré una última costumbre relativa a la posición del sacerdote en su propio funeral. Normalmente, el cuerpo se coloca con los pies de cara al altar. Sin embargo, en el funeral de un sacerdote, el ataúd se coloca con la cabeza en dirección al altar. Así simboliza la posición que el sacerdote ocupaba al celebrar la misa, de forma que ocupe esa misma posición en su última misa, su propia misa fúnebre. Porque según se dice en Salmos 110:4: “Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec”.

Otro detalle es la conocida como misa de traspaso, que el padre John Trigilio ya explicó hace unos años con estas palabras:

La misa de traspaso es una misa funeral por un sacerdote el día/tarde/noche antes del día del entierro. Se la llama “de traspaso” porque el cuerpo se transfiere desde la funeraria hasta la iglesia donde el sacerdote queda a disposición de ser visitado en el ataúd abierto. Así se permite que los feligreses y los hermanos sacerdotes vean al difunto en su iglesia (donde el sacerdote hace su obra más importante en vida).

La misa del día antes permite también que vayan más personas al funeral, ya que suele ser en la noche del día antes del entierro y muchos feligreses y sacerdotes no pueden asistir a la misa de difunto el mismo día del entierro. Puesto que un sacerdote ofrece el santo sacrificio de la misa, es un honor final que se le concedan dos misas en su muerte; la misa de traspaso y la misa de difunto.

¡Reza por todos nuestros seres queridos fallecidos!

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