Con los brazos extendidos yace aún la imagen de un Cristo que parece llamar a la redención en medio de la desolación. Mirando hacia la bahía de Lima, en la cima del morro del Pacífico (ubicado en el balneario de Chorrillos), se erige la réplica del “Cristo del Corcovado” de Río de Janeiro, ofrecido a la ciudad de Lima como una dádiva presidencial en 2011. La imagen que intenta abrazar al pueblo peruano (emulando al Cristo Redentor de Brasil) luce en total abandono.
“Vengo sólo dos veces al mes”, informa a la prensa extranjera el guía turístico Toribio Ferrer. “Los visitantes se entusiasman más por el panorama de la ciudad que por la estatua de 22 metros de altura”, argumenta. Y es que la imagen revestida con una capa de acrílico, para protegerse de la humedad, no pasa por su mejor momento. Pero, ¿qué merecimos los peruanos para recibir tal regalo? ¿Por qué la imagen de este Cristo ha generado polémica?
Lo que esconden sus entrañas
Aún se puede leer en las entrañas de la efigie, diseñada por el artista brasileño Tatti Moreno: “Aquel que tiene fe nunca esta solo”, frase que aparece firmada por el Patronato Cristo del Pacífico, como se señala en un informe televisivo de la prensa peruana, la inscripción revela el deseo de ofrecer este presente para que proteja al pueblo cristiano, además de convertirse en un atractivo turístico como lo afirma el promotor de esta iniciativa el expresidente peruano Alan García Pérez en dicho informe televisivo.
La monumental obra que navegó desde el Atlántico al país, embarcada en piezas hacia el primer puerto del Callao, “no es considerada normalmente por las agencias de turismo para algún recorrido”, así lo aseguró Ferrer. El monumento es apenas visitado por unos pocos curiosos y algunos deportistas que lo usan como lugar de descanso luego de subir la cuesta.
El pedestal de 15 metros de altura descansa sobre una base recientemente pintada de blanco para cubrir grafitis con frases como “No robarás”, “No a los corruptos” y “Odebrecht fuera del país”, esta última sentencia el origen de su calvario.
Regalo de Odebrecht
Con la intención de representar la fe y la simpatía de los habitantes en Brasil fue construido el “Cristo Redentor” en el Cerro Corcovado, a iniciativa del Círculo Católico de Río de Janeiro en 1931, ochenta años después, en Perú, la empresa brasileña Odebrecht dona la réplica del bautizado como el “Cristo del Pacífico”, edificado en una zona considerada intangible en honor a la guerra del pacífico, que dejó casi seis mil caídos en el lugar de batalla.
Esta gigantesca copia colocada en uno de los cerros desérticos al extremo sur de la bahía limeña ya no resplandece por las noches ataviada de peculiares luces multicolores, más bien se ha convertido en objeto de discordia. ¿Pude considerarse dicha imagen como un emblema de la corrupción para Latinoamérica?, ¿si se quita la imagen eliminaremos la corrupción?
“Podría quedarse aquí para que los condenados por corruptos limpien éste ícono como castigo”, es la propuesta que lanza el guía turístico antes de comenzar el retorno luego de su visita. Esta es una postura más en una discusión que recién se inicia.
Pesquisas judiciales
Lo que sería considerado como un nuevo atractivo turístico para la ciudad se ha convertido en la imagen tangible de las revelaciones de los 29 millones de dólares pagados por la trasnacional Odebrecht a autoridades peruanas entre los años 2005 y 2014 para ganar licitaciones públicas.
Entre tanto, la fiscalía peruana resolvió dictar orden de detención internacional al expresidente Toledo por supuestamente haber recibido un soborno de 20 millones para la construcción de la carretera interoceánica.
Sin embargo, los tentáculos de la corrupción de la empresa brasilera llegan a 12 países de Latinoamérica e incluso al continente africano. Los pagos se efectuaron en relación con más de 100 proyectos en los países de Angola, Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá y Venezuela, además del Perú.
Mirada de la Iglesia
Para el monumento entregado por Odebrecht, el resultado de este juicio será el que determine su salvación o condena. Entre tanto, sobre si debería conservarse o retirarse fue consultado el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Salvador Piñeiro, quien indicó para la prensa extranjera: “Nosotros acudimos a la inauguración de la estatua por cortesía, porque nos invitaron, pero esta iniciativa no pertenece a la Iglesia”.
Señaló que su permanencia en el lugar será debatida entre los obispos, para poder presentar una postura final.
Hoy celebramos a...