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¿Tu hijo no quiere comer verduras? ¡Cambia de estrategia!

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Tania Kolinko

Katarzyna Kozak - publicado el 22/03/17

Es difícil pero no imposible que a los niños les guste la comida sana!No existe una única receta para hacer que un niño quiera comer verduras, pero vale la pena aplicar alguna estrategia

Aneta tiene dos hijas. A la primera desde el principio le inculcó unos hábitos saludables. “La alimentaba con la comida orgánica. Comía sólo alimentos recién preparados en casa. Comidas sin azúcar, con muchas verduras y frutas, nada de comida basura”, recuerda Aneta.

Hoy Lena tiene 13 años y de las verduras es capaz de tragar solamente los tomates. “Todo iba bien hasta empezar a ir al jardín de infancia, donde conoció el sabor de los dulces y la comida basura. Comenzó a escupir la sopa casera y los bocadillos saludables. Ahora rara vez soy capaz de convencerla para que coma lo que cocino”, comenta Aneta.

“Estoy tratando de camuflar las verduras en todas las comidas, pero no siempre se las come”, agrega y hace hincapié en que si Lena tiene la opción de tomar un zumo recién exprimido o nada, elige por la segunda opción. Sin embargo, una botella de cola de dos litros se la puede beber en unas pocas horas.

Ada, la hermana de Lena tiene 9 años de edad. El periodo preescolar lo tiene ya a sus espaldas. Sobre su madre explica:”Ella sabe perfectamente lo que son los dulces y conoce su sabor, pero sin una ensalada, no empezará a comer el almuerzo. Bebe zumos recién exprimidos, y por la noche, cuando Lena se decanta por los saladitos o los chips, Ada corta un pepino y se lo come con yogur natural”.

“Dos hijas y dos preferencias alimentarias tan extremas, a pesar de haberles enseñado lo mismo a ambas”, concluye Aneta muy sorprendida.

Eva, al igual que Aneta, desde el principio inculcaba a su hijo unos hábitos alimenticios saludables. Mateo tiene 9 años de edad y las vacaciones de invierno de este año las pasó en un campamento de esquí. “Todos los días nos enviaba fotos. – relata Eva– Y en ellas, aparte de unas vistas impresionantes, también lo que estaba en el plato. Veía que elegía ensaladas para acompañar los almuerzos, y sobre la mesa había frutas secas y nueces. Esto no quiere decir que no le gustan los dulces a Mateo. Cuando los tiene a mano se los come, pero tratamos de que no aparezcan demasiado a menudo por casa. Prefiero hacer un pastel en casa el fin de semana y darle dos trozos que comprarle una barra de caramelo en la tienda”.

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Fot. Pixabay

Lo que no se debe hacer

Hay muchas formas de hacer que el niño coma un poco de pepino o de coliflor. Algunos padres camuflan las verduras en diferentes comidas y el pequeño ni siquiera sabe que se está comiendo el odioso brócoli. Otros tratan de que el niño se coma la ración de verduras a la fuerza niño antes de levantarse de la mesa, como se va a comer cualquier cosa. Y otros sobornan a los niños con la paga, con el tiempo extra en el ordenador o con los distintos aparatos electrónicos. Pero, como muestra la investigación científica, este tipo de negociaciones no funciona a largo plazo.

Los científicos estadounidenses demostraron en 2016 que los niños en edad escolar se hacen indiferentes rápidamente a las recompensas de comer alimentos saludables, y cuando se les niega las recompensas, abandonan por completo el consumo de verduras.

Motivar con la paga adicional o con una transferencia bancaria no funciona a largo plazo – los más pequeños pierden rápidamente el interés por el dinero.

Las recompensas materiales, según los científicos, no son mejores. Sucede todo lo contrario en caso de los niños más mayores. Los adolescentes comprenden los beneficios de una alimentación saludable y – si están motivados económicamente – conocen el valor del dinero. En su caso, hay una alta probabilidad de que después de algún tiempo elijan verduras no por la recompensa, sino como parte de los hábitos alimenticios saludables.

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¿Qué hacer?

Come verduras durante el embarazo

De acuerdo con Sophia Komninou, especialista en nutrición de la Universidad de Swansea, el trabajo para que al niño le gusten las verduras, comienza ya en el útero. – Nuestras preferencias alimentarias comienzan a tomar forma cuando aún estamos en el útero materno. Por eso es muy importante para las mujeres embarazadas comer sano y comer muchas verduras – subraya la experta. En el desarrollo de los hábitos de alimentación son cruciales los primeros meses de vida y a continuación el niño debe ser alentado constantemente a comer platos saludables.

No te rindas

Cariño, ¿comerás una zanahoria? ¡No! ¿Tal vez un tomatito? No. ¿Y un brócoli? Bleeee. Después de este diálogo, los padres generalmente se dan por vencidos. Mientras tanto, vale la pena practicar la paciencia. Los niños pequeños no tienen suficiente con 3 ó 4 propuestas. Los más obstinados necesitarán de 10 a 15 propuestas en este asunto.

La verdura oculta

De acuerdo con algunos expertos, vale la pena camuflar las verduras en las comidas de los niños. Lo que cuenta es su valor nutricional y cada vitamina adicional es valiosa. De acuerdo con la opinión de Sophia Komninou, no es bueno hacer esto, porque a los niños les gusta explorar el mundo con todos sus sentidos. Si el pequeño no sabe que el delicioso sabor del pastel se consigue gracias al calabacín, probablemente no querrá comerlo. También podemos recibir un golpe de rebote – si el niño se da cuenta de que en la hamburguesa está oculta la odiada remolacha, puede perder la confianza en la comida y en los padres.

No le des demasiada importancia

Cuando algo no nos gusta a nosotros mismos, creemos que al niño tampoco le gustará. Hacemos una montaña de ello, y por lo tanto centramos la atención del niño en que algo va mal. O, sin saber de antemano si le va a gustar, comenzamos a sobornarles… Stop. Escondamos en el bolsillo nuestras preferencias culinarias y observemos cómo reacciona el niño.

Cocinar juntos

Si el niño es lo suficientemente mayor pora poder mover la cuchara en una olla, entonces que déjale que te ayude en la cocina. No se trata de lo que pondréis en el plato, sino de cocinar juntos, y por lo tanto – de estrechar vuestra relación. Por supuesto, necesitaréis mucho tiempo y terminaréis con un gran desorden en la cocina. Pero, todo esto vale la pena con tal de crear un ambiente positivo en torno a la comida

Comer juntos

La investigación ha demostrado que los niños que comen con sus padres consumen más verduras. Sólo hay una condición – los padres también tienen que comer verduras. Sin embargo, cuando toman aperitivos no muy sanos y los dulces, y al niño le sirven verduras, que no cuenten con que el niño aprenda a comer según los hábitos saludables.

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