Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires ya había tendido un puente a los seguidores de monseñor Lefebvre. Una historia que parecía inverosímil si no la contara el mismo Superior de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Ahora, Bergoglio es Papa y se negocia lenta pero inexorablemente hacía la constitución de una prelatura, e indiscreciones periodísticas, plantean que ya está en pie un proyecto de sede romana para la Fraternidad.
Pero vamos por partes y desde el inicio de lo que podría llegar a ser un buen desenlace para unidad de la Iglesia. En este sentido, Benedicto XVI trabajó por la unidad de la fe. Pero, el papa alemán pagó el precio y enfrentó un calvario mediático (que explotó en enero 2009) en su intento de abordar a los disidentes tradicionalistas de la iglesia católica encarnados en la Fraternidad San Pío X (FSSPX).
En este momento, la pregunta que muchos se hacen: ¿Logrará el papa Francisco, bajo el signo de la continuidad, llegar a un acuerdo con los lefebvristas a pesar de las resistencias manifiestas contra el Concilio Vaticano II?
En este contexto, Francisco está impulsando el diálogo. Así, la Santa Sede y los FSSPX están por revertir la división que ocurrió durante el papado de Juan Pablo II cuando en 1988, monseñor Lefebvre consagró a cuatro obispos sin permiso.
La prelatura personal sería parte de la solución – garantía de autonomía administrativa y pastoral – y la cual sigue en proceso de negociación. En agosto 2016, Guido Pozzo, secretario de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei y delegado vaticano en este proceso, afirmó que la FSSPX habría “aprobado” reconciliarse con Roma y que se constituiría en una prelatura personal.
El Papa aclaró que esta solución dependería de un acuerdo primordial porque “el Concilio Vaticano II tiene su valor”. Lo dijo en entrevista con el diario francés La Croix publicada el pasado 16 de mayo 2016. Y afirmó que “son católicos camino a la plena comunión”.
“Se avanza lentamente, con paciencia”, anotó Francisco que ya en Buenos Aires había tenido contacto con los seguidores de Lefebvre, según datos de la organización, que en el mundo cuenta con alrededor de 600 mil fieles.
En este camino, Francisco tuvo un encuentro informal el 1 de abril en el Vaticano con el Superior General de la FSSPX, el obispo Bernard Fellay. Al recordar ese encuentro en la entrevista al diario francés dijo que Fellay “es un hombre con quien se puede hablar”, en referencia posible a Richard Williamson, obispo radicalizado expulsado de la FSSPX en 2012.
“Él nos conoce desde Argentina – admite Fellay en declaraciones a la prensa el año pasado– estuvimos en comunicación con él, porque allí un concordato permite a los sacerdotes extranjeros de obtener un permiso de estadía bajo la condición de que el Obispo esté de acuerdo”.
El Superior General de la FSSPX admite que cuando tuvo problemas en Argentina con un obispo local, que no quería a algún representante de la Fraternidad en el país sudamericano, “nos reunimos con el cardenal Bergoglio para presentarle el problema. Su respuesta fue clara: ‘Tu eres católico, obviamente, y no eres cismático. ‘Te ayudo yo’. Y lo ha hecho. Ha contactado Roma, ha escrito una carta a nombre nuestro dirigida al gobierno argentino”.
La puerta de la Misericordia también fue abierta para los lefebristas, con ocasión del Año Santo. Francisco permitió que sus confesores perdonaran el pecado del aborto. Además consideró a sus más de quinientos sacerdotes.
Por otro lado, al parecer un predio en Santa María Inmaculada en el Esquilino en Roma se prepara para ser la sede romana de la Fraternidad. Según el diario italiano il Foglio, la FSSPX planea – considerando el éxito positivo de la negociación con la Santa Sede- que surja allí un Centro de estudios y sucesivamente haya un Casa general de los lefebristas en Roma, en el corazón de la catolicidad, bajo la bendición del Papa.
Francisco prosigue las disposiciones de Benedicto XVI, quien liberalizó la Misa según el rito tridentino, y el cumplimiento del Concilio Vaticano II. Este último, argumento de discordia inicial, cuando la FSSPX, fundada por el Arzobispo Marcel Lefebvre en 1970, da una respuesta reaccionaria a lo que llama ‘errores en la Iglesia’ tras el Concilio Vaticano II.
Sus relaciones con la Santa Sede se pusieron más tensas en 1988 cuando monseñor Lefebvre consagró a cuatro obispos sin permiso de San Juan Pablo II. La consagración ilícita dio lugar a la excomunión de los cinco obispos. Y cuando Benedicto XVI en 2009, levantó la excomunión que pesaba sobre ellos, explotó el caso Williamson, quien en una entrevista de 2008 había negado las cámaras de gas de los nazis.
Al parecer hay dos almas dentro de la Fraternidad, alemana y francesa. Las objeciones francesas han hecho pesar sus razones, la cuales contradecían las bases teológicas propuestas por Benedicto XVI y que no permitieron la reconstrucción de la plena comunión hace cinco años. Sucesivamente, Fellay ha emprendido un camino de comunión con Roma que también ha producido rupturas internas, perdidas de fieles y sacerdotes ultratradicionalistas.
De esta manera, las negociaciones entre la Santa Sede y los seguidores de Lefebvre han proseguido y se espera en un desenlace positivo en el signo de la plena comunión. Además en continuidad con el proceso iniciado por Benedicto XVI.
¿Qué es una prelatura?
Una prelatura personal es una parte de la Iglesia Católica, en el sentido de que está compuesta por determinados fieles y se halla estructurada de modo jerárquico, con un prelado que es su cabeza y principio de unidad y con sacerdotes y diáconos que colaboran con él.
Según el OPUS DEI, realidad eclesial modelada bajo Prelatura Personal, lo específico de las prelaturas personales consiste en que promueven la vida cristiana y la tarea evangelizadora de la Iglesia de un modo complementario al de las diócesis, a las cuales siguen perteneciendo los fieles que forman parte de una prelatura personal.
Hoy celebramos a...