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“Puedes tener lo que sea que desees en la vida si te vistes para ello”, decía Edith Head, una de las más renombradas vestuaristas en la historia de Hollywood. Si bien es cierto que no se debe juzgar un libro únicamente por su portada, la verdad es que la primera impresión siempre ha jugado un rol fundamental, desde cuando conocemos a alguien hasta cuando vamos a una tienda y nos sentimos magnéticamente atraídos por un lindo empaque.
Primeras citas y entrevistas de trabajo son dos de las ocasiones donde más se hace evidente esto. Son segundos minúsculos donde lo que llevas puesto puede ser determinante si tu competencia tiene tus mismas habilidades pero menos sentido del buen gusto.
Tu ropa, tu maquillaje y tus accesorios hablan por ti, así que en un mundo donde la competencia laboral es cada día más feroz, es importante que lo que escojas realmente refleje a esa persona competente, responsable y comprometida que eres.
Dile sí a
1. La formalidad. Lo sé, planear o comprar tu atuendo de trabajo no es tan divertido como el de la primera cita pero es igual de importante. Tendrás que ser un poco más conservadora pero ya los tiempos actuales no demandan necesariamente un traje. ¿Mi recomendación? Usa una de las herramientas más valiosas que Dios y el hombre nos ha dado, Google, e investiga el tipo de empresa que es y su cultura corporativa. No sólo te ayudará con tu entrevista y que ésta sea más una conversación que un interrogatorio, pero te dará todas las pistas necesarias.
Si eres abogada o planeas trabajar en un banco, probablemente sí tengas que llevar un traje, pero no ese pantalón de poliéster con pinzas sino mas bien uno bien entallado que te empodere (piensa en Coco Chanel). El traje indica que eres una persona formal que se toma en serio el cargo por el que está optando. Si no amerita traje, puedes elegir una falda tipo lápiz, camisa y tacones; o pantalón de tela con una linda blusa. Denim, ni que sea oscuro, es recomendado.
2. Un toque de color y personalidad. Que tengas que usar una vestimenta adecuada para tu entrevista de trabajo no quiere decir que tengas que alienar por completo tu personalidad o parecer un robot corporativo. Como te decía al principio, tu atuendo también habla por ti, pero el secreto está en los detalles. Puedes optar por una bufanda estampada, un pequeño cinturón negro de charol, un pañuelo de color amarrado a tu cartera… algo que te identifique y refleje algo de tu carácter. Si por ejemplo vas a trabajar en una galería de arte, te puedes exceder un poco más con los accesorios, pero no en cantidad, sino de repente con un diseño más vanguardista. No querrás ser recordada como aquella que se puso plumas en la cabeza pero sí como la chica de pantalón negro y lindos zapatos rojos, por ejemplo.
3. Una cartera organizada. Las tipo tote, en cuanto a forma, son las más recomendadas porque tienen un diseño clásico y suficiente espacio. Busca que sea de un color neutro, como marrón, negro, azul o gris. Pero lo más importante es que la organices la noche anterior. Lo que menos quieres es que tu entrevistador te diga para rellenar un formulario y tú tengas que cazar tu pluma en una selva de papelitos, maquillaje, goma de mascar y sabe Dios qué otra cosa (no te culpo, soy de las que puede tardar más de 5 minutos buscando el ticket de parking).
4. Zapatos cerrados. Muchas empresas se han flexibilizado en cuanto a este tema, pero hasta que lo averigües, mejor optar por unos pumps que vayan con tu outfit. Si llevas falda y quieres alargar tus piernas, lo mejor es que sean de tono nude; pero también pueden ser tu sello si la compañía es más casual. Asimismo, evita las mules o esos tacones que amas pero que parecen dar un concierto cada vez que das tres pasos.