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5 cosas que hacen a un buen terapeuta

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Ivana Vasilj CC

William McKenna - publicado el 30/12/16

El fin de año es un buen momento para hacer balance: algunos consejos si estás considerando la terapia

Con la Navidad y el Año Nuevo, a muchos de nosotros nos gusta hacer balance del año pasado y elaborar planes concretos para el siguiente. A menudo esos planes incluyen algún tipo de mejora y desarrollo personal, un propósito para el cual una buena opción es recurrir a un terapeuta.

Por tanto, a tiempo todavía de las evaluaciones personales navideñas, aquí dispones de 5 criterios para tener una satisfactoria experiencia en terapia, de forma que puedas lograr tus propósitos.

Tu terapeuta debería ser empático y escuchar de forma activa

Hay una clara diferencia entre el terapeuta que se limita a permitirte consumir el tiempo de terapia mientras hablas y el terapeuta que te deja espacio para hablar, pero de forma que te hace sentir que te presta atención, te escucha y te entiende. Esta sensación de que te escuchan y entienden se consigue a través de la empatía.

Aunque al principio pueda parecer que la empatía se limita a que tu terapeuta asiente mientras hablas, en realidad es una conexión que ayuda a la integración neuronal y con ello a la capacidad para establecer unas relaciones y un ego saludables (ver la obra de Daniel Siegel).

Además, los terapeutas te escuchamos activamente, lo que significa que no tratamos de llegar a conclusiones precipitadas mientras hablas ni tratamos de preparar lo que vamos a decir a continuación mientras tú nos invitas a entrar en tu vida personal. Este tipo de escucha permite a tu terapeuta escuchar aquello que tus amigos y familiares podrían haber pasado por alto.

Tu terapeuta te dice la verdad con claridad

Gracias a Dios, ya pasaron los días en los que se esperaba que los terapeutas dejaran sus ideas y valores en la puerta de la consulta y que fueran una pizarra en blanco para el paciente. Cuando un paciente nos pregunta si una cosa que hacen está más allá de la norma, entonces nuestra función es hacerle saber si de hecho es algo anormal o no.

Sin embargo, eso no significa que el terapeuta deba ser zafio en su expresión. Las personas vienen a nosotros porque se sienten incomprendidas, asustadas y solas, y tenemos el privilegio de ser el rostro de Cristo cada día para nuestros pacientes. Por tanto, tu terapeuta ha de ser firme contigo, pero nunca duro ni poco caritativo.

El trabajo de tu terapeuta debería basarse tanto en le fe como en la razón

Aunque una buena terapia siempre se basa en métodos demostrados científicamente, es casi más importante que la perspectiva se base sólidamente en la fe. Al margen de lo científico que sea un terapeuta, todos tenemos algún punto de partida filosófico que no puede probarse empíricamente.

Por ejemplo, algunos terapeutas creen que la vida carece de un significado inherente y que es nuestra responsabilidad crear un significado para nuestras vidas. Otros, entre los que me incluyo, creemos que cada persona tiene una vocación específica recibida de Dios y que únicamente ella puede llevar a la realización en su vida.

De este modo, toda vida tiene significado y toda vida es amada y necesitada (Benedicto XVI, 2005). Tu terapeuta debería saber que, aunque la ciencia tenga sus límites, sí ayuda a depurarnos y protegernos de creencias dogmáticas perjudiciales.

Tu terapeuta debería ayudarte a que te ayudes

Un terapeuta en condiciones no da consejos a sus pacientes. Una de las explicaciones positivas para este requisito de la terapia es que al aconsejar quitamos al paciente la oportunidad de empoderarse y solucionar determinado problema por sí mismo. Si has elegido con esmero a tu terapeuta, él o ella creerá en la capacidad inherente al ser humano de solucionar sus problemas vitales.

Dar consejos establece una dinámica poco saludable en la relación terapéutica, dado que envía el mensaje implícito de que “no puedes vivir tu vida sin mi orientación”. En vez de eso, tu terapeuta debería tratar de ayudarte a explorar todos los aspectos de una decisión y luego facultarte para que tomes tu propia decisión, de forma que algún día la terapia ya no sea necesaria.

Tu terapeuta debería permitir siempre que tú marques el ritmo

Los buenos terapeutas permiten que sus pacientes vayan a la velocidad con la que estén más cómodos. Esto quiere decir que solo hablamos de lo que estás preparado para hablar.

Por mi propia experiencia sé que resulta bastante inútil tratar de presionar a un paciente para que procese un acontecimiento o un concepto en su vida antes de que esté listo, ya que es algo que solo conduce a su propia frustración y a generar resentimiento hacia el terapeuta.

Además, tu terapeuta no debería interpretar tu reticencia a hablar sobre algo como una resistencia al tratamiento. Por el contrario, debería considerarlo un miedo legítimo a compartir un detalle íntimo de tu vida, o un indicio claro de que necesita trabajar más en ganarse tu confianza para que te sientas lo bastante seguro como para hablar de dicho tema.

Mis pacientes me repiten constantemente que la percepción mayor que tienen de la terapia es que se sienten a salvo y en control en la habitación. Estos sentimientos les ayudaron luego a sentirse competentes y, por tanto, capacitados para lidiar por su cuenta con sus propios problemas.

Conclusión

Aunque son muchos más factores los que componen una terapia de alta calidad, con suerte estos cinco puntos te habrán ofrecido una buena idea sobre de qué cosas estar pendiente a la hora de buscar al terapeuta apropiado.

Recuerda que encontrar al terapeuta correcto a veces puede llevar tiempo. Hay personas que buscan durante un año o dos antes de encontrar a una persona cuyo estilo y personalidad concuerda bien con el suyo. Es de vital importancia que tu terapeuta y tú os compenetréis bien, ya que el factor relación es el mejor indicador de éxito en una terapia.

Por último, con el inminente comienzo de un nuevo año, tal vez consideres que es oportuno hacer las paces con algunos problemas que lleven tiempo hostigándote y recurrir a los servicios de salud mental. Si decides emprender este camino, te aseguro que no lo lamentarás y que encontrarás algo de paz a este lado del paraíso.

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