Conocemos a varias personas a lo largo de nuestro día y conocemos los más variados tipos de personas. Algunas de ellas nos enriquecerán, otras nos disminuirán, así como habrá muchas de ellas que pasarán desapercibidas. Saber lo antes posible qué compañías serán imprescindibles en nuestro caminar y qué personas te lo pondrán difícil nos ahorrará considerables tempestades.
Mantente cerca de quien tiene siempre una palabra de fuerza y de motivación, quien no duda de tu potencial, quien cree en ti y en todo lo que eres capaz. Escucha a las personas que realmente te aman, que realmente quieren tu bien, que sonríen de verdad, sin forzar nada, sin que se les pida, aquellas que nunca se sienten obligadas a estar junto a la gente.
Alerta ante quien siempre parece dudar de que algo bueno pueda pasarte, quien pinta tu futuro con colores torcidos, quien llena de nubes tus sueños de vida. Tómate con filosofía las desmotivaciones y negatividades de quien sólo se acerca para meter zancadillas, para desacreditar cualquier cosa en ti que implique ser feliz. No dejes que tu sonrisa se desdibuje a causa de palabras procedentes de gente fastidiosa y pesimista.
Acércate a las personas que brillan sin ofuscar a nadie, que alcanzan sueños sin necesidad de destruir al otro, sin falsedad, sin derribar a quien se les atravise por el camino. Escucha a quien comparte luz, sabiduría, multiplica conocimiento, esparce amor. Quien ha subido por cuenta propia, por sus propios méritos, quien nunca deja de ser quien es donde quiera que esté, y con quien esté.
Atención con los individuos que no logran obtener nada sin derribar al otro, sin maldecir a quien tiene éxito, sin envidiar a quien posee la competencia y la felicidad de sobra. Y aún más ante todo de aquel que habla mal de quien no está presente, que sólo critica, sólo se siente agraviado, sólo sabe querer lo que no tiene.
Este tipo de gente no piensa dos veces antes de pasar por encima de quien en su mente enferma piensa que es mejor, que es más feliz, que no merece todo lo que tiene.
Inevitablemente decepcionaremos amargamente a las personas en quien depositamos un afecto sincero, seremos el blanco de la maldad de quien nos conoce bien, seremos desanimados de nuestros sueños por aquel que no cree en la fuerza del amor, porque no todo el mundo tendrá la decencia de ponerse en nuestro lugar o de callarse cuando el momento lo requiera.
Sin embargo, dar la mano a los verdaderos amigos, a las personas que realmente nos aman y creen en nosotros es lo que nos mantendrá firmes en el camino que trazaremos rumbo a la felicidad.
Por Marcel Camargo, Obvious