Todo el mundo conoce la Sagrada Familia y las grandes obras de Gaudí. Es valorado, envidiado y ensalzado por su perfección geométrica, por sus formas orgánicas y por su gran originalidad.
Pero poco conocen su vida personal, su dimensión menos conocida, su ferviente religiosidad. ¿Por qué hacía Gaudí estas obras? ¿Cómo era su día a día? ¿Cómo era su relación con sus trabajadores? ¿Cuál era su inspiración? ¿A quién pedía permiso antes de construirlas?
Gaudí, un misionero
Gaudí tenía un afán. Conseguir que sus obras se convirtieran en una expresión pública y misionera de la fe cristiana. Esto lo podemos observar sobre todo en su última etapa, la de madurez.
Gaudí culminaba todas las obras con la cruz e incluso tuvo problemas con sus clientes a la hora de llevar a cabo esta misión.
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.