En 1943, el volcán Paricutín sepultó todo el pueblo de San Juan Parangaricutiro, en el estado mexicano de Michoacán.
Todos sus habitantes sobrevivieron, pero se vieron forzados a abandonar su antiguo hogar, en un éxodo que los llevó a una antigua ex-hacienda relativamente cercana, donde reconstruyeron su pueblo, desde cero: es el municipio que hoy conocemos como Nuevo San Juan Parangaricutiro.
Sin embargo, la iglesia de San Juan Parangaricutiro sobrevivió parcialmente a la erupción que sepultó dos poblados por completo.
No es de extrañar, considerando que el volcán emergió súbitamente en medio de un campo de maíz de un campesino local, y que permaneció activo durante aproximadamente ocho años.
Alrededor de la fachada de la iglesia, que se mantiene en pie, y que es visitada por cientos de turistas anualmente, aún se ven los restos de algunas casas.