“Alertamos a los ciudadanos estadounidenses del potencial riesgo de ataques terroristas en Europa”, advierte la alerta de viaje a Europa emitida por el Departamento de Estado de EE.UU. el 31 de mayo de 2016. El documento hace referencia en particular a amenazas de seguridad durante la Eurocopa, el Tour de Francia y, también, la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, Polonia.
En relación a los acontecimientos deportivos desarrollados en Francia, las autoridades estadounidenses mencionan de forma explícita “objetivos potenciales para los terroristas”. Por contra, cuando hablan del evento acogido en Polonia, sólo indican las extraordinarias medidas de seguridad que han asumido las autoridades locales, lo que supone que los visitantes a Polonia deberían estar preparados para pasar por unos filtros de seguridad más estrictos y frecuentes.
Aun con todo, la mera mención de la JMJ en una alerta de viaje podría ser causa de preocupación y, como es natural, provocó una reacción entre los representantes de las autoridades polacas y los organizadores del evento.
No hay indicios de un aumento de la amenaza terrorista
El Ministerio del Interior y de Administración polaco ha hecho observaciones al mencionado comunicado para asegurar que, mientras dure la Jornada Mundial de la Juventud, Polonia impondrá controles fronterizos en todos sus límites nacionales. Los que visiten Polonia durante este periodo deberán estar preparados para mostrar el pasaporte y para someterse a controles de seguridad más estrictos dentro de Polonia; se establecerá la prohibición de portar armas.
La seguridad y la protección de los peregrinos serán responsabilidad de un equipo de 20.000 policías, unos 2.400 bomberos, 800 agentes de la Oficina de Protección del Estado y 1.500 guardias fronterizos. El Ministerio asegura que las autoridades proporcionarán seguridad tanto durante los eventos centrales de la JMJ como durante los eventos organizados por las diócesis por toda Polonia.
La Oficina del Primer Ministro ha adoptado una posición similar de llamamiento a la calma y en su declaración asegura que, hasta la fecha, no se han constatado indicios de un aumento de la actividad terrorista en Polonia. Además, la declaración subraya que las autoridades del orden público polacas “cooperan al respecto con sus homólogos de la Alianza OTAN”. Según la Oficina del Primer Ministro polaco, la alerta de seguridad de viaje del Departamento de Estado de EE.UU. “es de naturaleza rutinaria y no surge de ninguna inteligencia en relación a algún ataque terrorista previsto en Polonia”.
Seguridad, prioridad máxima de los organizadores de la JMJ
“No nos intimidarán”, aseguró a los periodistas el obispo Damian Muskus, O.F.M., coordinador general del Comité Organizador de la JMJ, durante una reunión con periodistas en Cracovia el 1 de junio. Preguntado en relación a la alerta de viaje del Departamento de Estado de EE.UU., reiteró que la Jornada Mundial de la Juventud de 2002 en Toronto se desarrolló poco tiempo después de los ataques terroristas del 11-S en Nueva York.
El obispo Muskus señaló que “por entonces la JMJ no se canceló ni los organizadores observaron un descenso radical de la asistencia al evento. Estoy seguro de que el encuentro en Cracovia se desarrollará de forma segura y con protección. Esperamos una asistencia enorme. Nos gustaría hacer demostración de nuestra fe durante el encuentro, para expresar nuestra alegría y, ante todo, para permanecer firmes y demostrar que no nos intimidarán. Es de una importancia primordial para nosotros”.
Fray Przemysław Śliwiński, portavoz de la Archidiócesis de Varsovia, llama a un realismo saludable. En su opinión, no tiene sentido ceder a la ansiedad, ya que la seguridad de la JMJ está en manos de un gran número de servicios cualificados y las cuestiones de seguridad ocupan el primer lugar de la lista de prioridades de los organizadores. Por otro lado, sería ingenuo pensar que nunca volverá a pasar nada. En une entrevista para Aleteia, el portavoz de la Archidiócesis de Varsovia comentó: “Si se nos aconseja ser precavidos, es que existe una potencial amenaza. Sin embargo, ¿llegará a transformarse en un peligro real?”.
En referencia a la situación anterior, fray Śliwiński se sirve de la siguiente analogía gráfica: “La situación es prácticamente la misma que en el caso de los problemas de salud a los que son propensos una cohorte de personas de cierta edad, que viven en una comunidad particular y con una composición genética parecida. ¿Qué hacemos entonces? No pensamos de verdad que sea inevitable que vaya a sucederles una cosa u otra. Sin embargo, realizamos exámenes, evitamos comportamientos peligrosos, etc. Es suficiente con ser precavidos y estar atentos en medio de una gran concentración de gente, hay que acatar los procedimientos de seguridad de los organizadores e informar de todos los comportamientos sospechosos a las autoridades del orden público correspondientes.
Como discípulos de Cristo, tenemos una importante tarea
Fray Jacek Szymczak, O.P. de la Agencia de Información Católica de Polonia, también hace referencia el evento de Toronto, en el que él mismo participó. Recuerda que en el verano de 2002 el mundo aún estaba impactado por los ataques terroristas de hacía unos meses y los medios de comunicación predijeron que el evento sería un fracaso.
El fraile dominico admite en una entrevista con Aleteia que, “muy pronto, resultó que la concentración masiva de jóvenes sonrientes y entusiastas hizo desaparecer el nerviosismo y demostró el error de aquellos que prefirieron mantenerse a distancia, por desconfianza sobre el futuro. Demostramos, no sólo a los canadienses, que el bien es más fuerte que el mal. Nuestra presencia allí mostró una imagen completamente diferente del mundo contemporáneo. Les ofrecimos esperanza y ellos lo agradecieron con creces”.
Fray Szymczak añade que hoy, pasados 14 años, el mundo necesita otra vez esa misma señal, puesto que hay millones viviendo en un estado de incertidumbre sobre el mañana, con miedo y frustración. Según observa: “¿Quiénes, si no los cristianos, podrían darles esperanza?”. Destaca también que nuestra presencia en Cracovia no es sólo una cuestión de reunirnos con el papa, de un encuentro con la cultura polaca y con jóvenes de todo el mundo. No es sólo un asunto de diversión.
“Como discípulos de Cristo, tenemos una importante tarea que desempeñar y debemos mostrar al mundo que nuestra fe en Dios nos ofrece el tipo de esperanza que anhelan millones de personas. No es sólo el papa Francisco quien confía en que estemos en Cracovia. Nuestra presencia en Cracovia es necesaria para todos aquellos que, diariamente, son objeto del miedo, para aquellos que ven todo y a todos como una amenaza y que han olvidado el significado de la alegría; se lo debemos”, proclama fray Szymczak.
Konrad Sawicki, Edición polaca de Aleteia
Hoy celebramos a...