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Lo que no sabías sobre el velo de las religiosas

monja orando

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Gelsomino del Guercio - Aleteia Team - publicado el 06/05/16

Seguramente te has preguntado por qué las religiosas se cubren la cabeza con un velo o por qué es de distintos colores. Aquí te contamos todo al respecto.


¿Por qué las consagradas llevan velo? ¿Cuáles son los significados que reviste? Y ¿por qué las religiosas llevan velos de colores distintos?

La respuesta a estas preguntas la da Giulia Galeotti en El velo. Significados de un velo femenino (Ediciones Dehoniane Boloña).

Galeotti cita a la madre benedictina Anna Maria Canopi, fundadora de la abadía Mater Ecclesiae sobre la isla de San Julio (lago de Orta, Novara), en el artículo Donne chiesa mondo para explicar el sentido y las emociones relacionadas con la velatio, es decir, la entrega del velo a la consagrada.

Bajo la mirada de Dios

«El significado del velo es evidente –explica sor Anna Maria– la monja, consagrada en la virginidad para ser exclusivamente esposa de Cristo, debe apartarse de otros posibles pretendientes y amantes. Se retira del mundo, al claustro (Claustrum, término de donde provienen claustrale, clausura), para estar siempre bajo la mirada de Dios y solo gustarle a Él por la pureza y la intensidad del amor».

El beso del velo

Prosigue Canopi: «El velo es, por lo tanto, una especie de clausura en la clausura, pues dentro del monasterio la monja tiene un estilo de vida y una manera de relacionarse con las demás enclaustradas muy reservada».

«Esta costumbre no tiene nada de opresora, es más, el velo es muy apreciado por la monja que lo lleva muy devotamente: lo besa cada vez que se lo pone y se lo quita. Esto la aparta de distracciones y la ayuda a tener la mirada del corazón más directamente hacia Dios, en la contemplación de su rostro siempre deseado y cercano».

«El velo es, además, también el signo del pudor que la esconde, en cierto sentido, de su mismo esposo».

Como la sangre de Cristo

El rito litúrgico de la velatio virginum, subraya Canopi, «es altamente sugestivo. Antiguamente el velo se usaba incluso de color rojo, que significaba que la virgen era rescatada por la sangre del esposo, Cristo».

Sobre la base de este testimonio, observa la autora del volumen, la monja vive, por lo tanto, de manera sublime el misterio nupcial y materno en el plano sobrenatural: el fuerte simbolismo del velo indica precisamente la generosidad e intensidad con que la enclaustrada se vuelve don para Dios y para todos, permaneciendo escondida, para ser completamente gratuita.

Diversos colores

Volviendo a la norma, el velo de las consagradas puede adornarse de manera distinta y cambiar de color y tejido, indicando respectivamente el orden de pertenencia, la función desempeñada por la religiosa en la comunidad o el momento de la vida cotidiana.

El “dominio” del negro

Efectivamente, el color predominante ha sido históricamente el negro. Precisamente para dar un ejemplo, las Dominicas lo llevan desde el 1206, junto con el hábito y el escapulario de lana blanco ceñido a la cintura; las Agustinas de la mitad del siglo XIII junto al hábito de lana, el cinturón y el escapulario cafés; para las Carmelitas, además del velo negro, el hábito y el escapulario café, capa a rayas de varios colores antes, y luego blanca; velo negro también para las Trinitarias contemplativas del 1236, junto al hábito, escapulario cruzado rojo sobre el pecho.

El caso de las cistercienses

Velo blanco, en cambio, para las Siervas de María, con hábito (con correa de cuero), escapulario y capa negros.

Las Cistercienses al inicio se vestían de negro, pasando luego a un hábito de lana cruda natural, escapulario negro, zapatillas de tela llamadas socci, medias con suelas de cuero o zuecos.

Sin embargo, su capítulo del 1481 les concedió el uso de túnicas y capuchas, con tal de que no fueran muy arregladas ni con pliegues. Pero nada de velos de seda.

Cuándo se puede quitar

En cada orden religiosa existe la costumbre de adoptar un hábito para el coro y uno más simple para el uso cotidiano.

En la vestimenta de casa el velo puede quitarse, quedando con el pelo semi cubierto por una venda y toca. Y también en las propias habitaciones las religiosas están dispensadas de usarlo.

La cabeza cubierta está prescrita para el rezo del breviario que se lleva a cabo en el coro de la iglesia interna, ya que se trata de un acto solemne que expresa la reverencia debida a la relación con Dios.

El hábito coral

El uso del velo con el hábito coral prevé el mismo sistema de la cobertura de la cabeza, pero puede ser muy distinto el grosor.

Frente al sutil tejido negro de las benedictinas de San Lorenzo, podemos ver el oscuro paño de las agustinas de Santa Catalina de Venecia, documentado por la imagen que el franciscano Vincenzo Cornonelli publicó en su catálogo sobre las órdenes religiosas en tres volúmenes, entre el 1707 y el 1715.

Jerarquías

Históricamente en el claustro, la tipología y el color del velo, además del hábito, revestían un papel de reconocimiento: indicaban el estatus de las monjas en la estructura claustral, distinguiendo entre las profesas, con velo negro, y las novicias, normalmente con velo blanco.

El velo es, por lo tanto, también indicación de las diferencias del grado jerárquico.

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