NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS – El lenguaje y las escenas de contenido violento o sexual pueden herir la sensibilidad
Hace tiempo que Bruce Willis perdió el norte y no digamos el gusto por hacer buenas películas. Si otros actores consagrados décadas atrás andan tonteando con el éxito con cintas intrascendentales es al menos por embolsarse un buen montón de dinero. No digo que sea justo ni lícito, pero es comprensible. Ahí está Robert De Niro al que últimamente le cuesta mucho hacer una buena película pero que al menos sigue arrastrando a las masas a los cines. Bruce Willis hace tiempo que lleva haciendo lo mismo, solo que apenas logra que se estrenen sus películas y no hablemos ya de éxitos.
Con la excepción de las secuelas de Die Hard (Duro de Matar/Jungla de cristal) y de sus intervenciones/cameos en Red, Gi.Joe o Sin City, Willis lleva una racha preocupantemente mala. De entre sus menos afortunadas asociaciones está la que mantiene con la productora Emmett/Furla Films/Oasis, un sospechoso conglomerado de empresas (incluida una en Dubái) que huele a tapadera un tanto turbia que ha producido algunos de los títulos más desdichados de Bruce Willis como Fuego cruzado, The Prince, Vice o Extraction. Ni una se ha estrenado como Dios manda.
La última de ellas, Extraction, nos cuenta la historia de un antiguo agente de la CIA (Willis) que es secuestrado por un grupo terrorista y a cuyo rescate se lanza su hijo, como él, agente de la Agencia Central de Inteligencia. La cuestión no es que el guion sea predecible o que la película sea más o menos entretenida porque en esencia, el último largometraje no estrenado de Bruce Willis es realmente malo de solemnidad.
Empaquetada como una coproducción entre Canadá y la República Checa, sus credenciales ya adelantan por dónde van a ir los tiros. Extraction se acerca más a cualquiera de las deleznables coproducciones protagonizadas en los últimos años por Steven Seagal que a un título de acción propio de una estrella que en su día cambió el género.
Hay algo, no obstante, que llama la atención en una cinta como Extraction, y es cómo alguien como Bruce Willis se ha dejado embaucar para dejarse ver en ella. Frank Scheck, del “The Hollywood Reporter” decía a propósito de la presencia de Willis en esta película que “o la estrella de Die Hard disfruta trabajando con ellos, o le están chantajeando”. Probablemente sea la reflexión más científica que se pueda ofrecer sobre un subproducto como Extraction, condenado al mercado doméstico desde el mismo día que se firmó el guion.
Aun así sigue resulta extraño que Willis no advierta, con el guion en la mano, que el proyecto no tiene a donde ir. Se advierte a kilómetros la falta de presupuesto en sus escenas de acción. Se aprecia desde el primer minuto un zafio empeño por atraer a los más jóvenes de la casa a base de insufrible música machacona y una puesta escena trucada y forzada hasta el delirio que parece directamente sacada del videoclip de una estrella de tercera de la Mtv.
Y aun así sigue resultando extraño que Willis no detectara las carencias técnicas y dramáticas de una película tan vacía y tan falta de interés que resulta incluso escandalosa su mera presencia en el reparto. Un verdadero misterio.