Las visitas papales suelen paralizar buena parte del territorio mexicano. El entusiasmo es desbordante. Un país de 120 millones de personas, 83 por ciento de ellas católicas (y casi 95 por ciento “guadalupanas”), sale a la calle, inunda los estadios e incluso las carreteras por donde pasa el Pontífice.
La multitud cobijó los cinco viajes apostólicos a México de Juan Pablo II y el que alcanzó a realizar en 2012 Benedicto XVI. El primero de ellos, el de san Juan Pablo II en enero de 1979, para inaugurar la segunda conferencia general del Consejo Episcopal Latinoamericano, fue, simplemente, apoteósica.
Y la visita de Francisco, por su cercanía continental y por la verdadera estupefacción que el pontífice argentino ha causado en México, puede llegar a superar las expectativas de asistencia (sobre todo en los traslados en la Ciudad de México, en donde el Papa Francisco habrá de pernoctar en su estancia en el país del 12 al 17 de febrero de 2016) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Para evitar que sean “clonados” los boletos de acceso a los encuentros con el Papa en su visita a México y que se lucre con ellos, los organizadores de esta visita papal repartirán los pases de entrada una semana antes. Asi lo dijo en una entrevista radiofónica, monseñor Eugenio Lira Rugarcía, obispo auxiliar de Puebla y secretario general de la CEM.
“Yo calculo que podamos distribuirlos unos 15 u 8 días antes de los eventos, precisamente para garantizar la seguridad, que no sean clonados, pues esto que favorezca precisamente las medidas de protección y seguridad que las autoridades están pretendiendo que se observen”, dijo monseñor Lira Rugarcía
El prelado mexicano, que es la cabeza visible de la organización de la CEM, misma que preside el cardenal de Guadalajara, monseñor José Francisco Robles Ortega, señaló que actualmente se están diseñando los boletos y que se crearán varios “candados de seguridad” para evitar que se dupliquen clandestinamente. Y subrayó que los boletos son gratuitos, para que no se dejen sorprender por estafadores.
En México este tipo de visitas papales pueden ir acompañadas de infinidad de atracadores que ven su “agosto” en la fe de las personas humildes que darían cualquier cosa por ver pasar al Papa, así sea por cinco segundos frente a ellos; cuánto más darían por un “boleto” para entrar a un encuentro con el Santo Padre.
Lira Rugarcía concluyó diciendo que los boletos se repartirán “en número equitativo de pases” a cada diócesis del país, tomando en cuenta diversos aspectos: el tema del evento; es decir, si es una reunión con jóvenes, migrantes, familias o religiosos.
Además, cada obispo recibirá una cierta cifra de boletos con base en “el número de católicos y de habitantes que tiene esa diócesis”; medirán también “la cercanía de la diócesis respectiva” a cada Arquidiócesis sede de la visita del Papa.
Hay que recordar que el Papa estará en Ciudad de México, la vecina San Cristóbal Ecatepec; San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez, Morelia y Ciudad Juárez.
Hoy celebramos a...