Aumenta la tensión en la oleada de violencia entre Israel y Palestina iniciada a principios de octubre, la más grave desde que acabó la segunda Intifada, en 2005.
Este martes, varios movimientos palestinos convocaron un “día de la ira” contra el aumento de visitas de judíos a la Explanada de las Mezquitas: tres israelíes murieron y más de 20 resultaron heridos en diversos atentados.
En estas dos semanas de violencia, han muerto 7 israelíes y 30 personas en campo palestino, y han resultado heridas cerca de 1.500 personas. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha declarado que Israel “no sucumbirá al terror de los cuchillos”.
Ataques
El domingo y el lunes de la semana pasada, el caso antiguo de Jerusalén estaba desierto, todo acordonado y cerrado a los palestinos de Jerusalén Este. Una medida excepcional tomada por las autoridades israelíes tras el ataque mortal del sábado por la tarde, en pleno barrio musulmán.
Ese día un joven palestino de 19 años, estudiante de Derecho, mató a dos judíos ortodoxos que se dirigían al Muro de las Lamentaciones, e hirió a una mujer y a un niño. Después lo mataron las fuerzas de seguridad israelíes que llegaron al lugar.
Más tarde, por la noche, en Jerusalén Oeste esta vez, la policía mató también a otro joven palestino, sospechoso de haber agredido a un adolescente israelí.
Cisjordania arde
Las jornadas del domingo y el lunes de la semana pasada estuvieron marcadas por enfrentamientos violentos entre soldados israelíes y palestinos en toda Cisjordania: en los alrededores de Ramala, de Belén, de Nablus, etcétera.
El ejército disparó balas reales contra los que lanzaban piedras y cócteles molotov y según la Cruz Roja palestina hubo que lamentar dos muertos y unos 150 heridos. Las escenas de enfrentamientos, que han continuado, no dejan de recordar las de las dos primeras intifadas, iniciadas en 1988 y en 2000.
“La gran mayoría de los palestinos no quiere una intifada –explica Mohammed, profesor en Ramallah (capital administrativa de la Autoridad Palestina)-. Quieren vivir en paz. Pero los jóvenes están cansados de la ocupación”, añade.
Esta ocupación israelí, unánimamente condenada, y sus consecuencias se añaden a una situación no muy deseable en los Territorios, donde la pobreza, el desempleo y la corrupción privan a la juventud palestina de toda esperanza y de toda perspectiva. Por no hablar de un proceso de paz estancado.
El contencioso en torno a los lugares santos
En esta realidad, que no es nueva, se injerta el contencioso en torno a la explanada de las Mezquitas o el Monte del Templo. El primer lugar santo del judaísmo es también el tercer lugar santo del islam.
Sobre esta vasta explanada se alzaba el Templo de Salomón, edificado casi un milenio antes de Jesucristo y destruido por el rey persa Nabucodonosor II durante el exilio de los judíos a Babilonia; después el de Herodes, destruido en 70 por el emperador romano Vespasiano.
De estas construcciones sólo queda el Kotel, el muro de apoyo occidental de la explanada, comúnmente llamado Muro de las Lamentaciones. Este sigue siendo el lugar más santo del judaísmo por su proximidad con el Santo de los santos, el antiguo santuario del Templo, hoy desaparecido.
Para los musulmanes, la Cúpula de la Roca situada en medio de la explanada, alberga la piedra sobre la que Mahoma realizó un viaje en sueños, de La Meca a la mezquita “lejana” (al-Aqsa), y el punto desde el que el profeta del islam habría subido al cielo llevado por un caballo alado.
Esta “Piedra de la fundación” sería también la piedra sobre la que se asentaba el Santo de los santos de los dos templos sucesivos de Jerusalén.
Este lugar altamente sensible está regido desde 1967 por unstatu quo tácito, que instaura un acceso libre a los musulmanes y un derecho de visita para los turistas y los judíos, que no siempre están autorizados a rezar allí.
Las autoridades religiosas judías prohíben por otra parte formalmente a los judíos ir allí. De hecho ellos correrían el riesgo de profanar por descuido el Santo de los santos (cuya ubicación se ha perdido de las memorias), penetrando en el espacio de este santuario sagrado, donde se manifestaba la presencia de Dios y cuyo acceso estaba reservado al sumo sacerdote.
Sin embargo, desde hace unos años, algunos grupos radicales dirigidos por rabinos nacionalistas, reclaman con uñas y dientes la revisión del statu quo y multiplican las “incursiones” a la explanada para rezar, provocando así la cólera de los musulmanes.
Los recientes enfrentamientos que tuvieron lugar en la explanada, durante el año nuevo judío, en el mes de septiembre, también habrían sido provocados por una de estas incursiones.
Una palabra: Espera
¿Sería posible una tercera intifada? No, según algunos analistas y observadores, por la sencilla razón de que los palestinos tendrían todas las de perder. Muchos trabajan en Israel.
Cualquier indicio de rebelión sería por otra parte probablemente sofocado por las mismas autoridades palestinas, por no hablar de la respuesta israelí.
Sin embargo, es difícil de prever el curso de los acontecimientos. La tensión podría caer con el final de las fiestas judías, y el establecimiento de medidas de seguridad drásticas adoptadas por el gobierno israelí. La violencia podría al contrario aumentar y extenderse. Sólo los próximos días permitirán saberlo.
Hoy celebramos a...