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Del homicidio al perdón: Así cambió la vida de una ex Bestia de Satanás

RETRANSMISSION TO PROVIDE ALTERNATIVE CROP

Elisabetta Ballarin is escorted by penitentiary police officers as she enters the Busto Arsizio court, near Varese, northern Italy, Tuesday, Jan. 31, 2006 for a hearing of the so-called "Bestie di Satana" (Beasts of Satan) killings trial. (AP Photo/Newpress)

Gelsomino del Guercio - Aleteia Team - publicado el 28/09/15

La historia de Elisabetta Ballarin, arrastrada por su ex novio a excesos desembocó en un homicidio

Una “Bestia de Satanás” que participó en un homicidio de una coetánea. Envuelta en el túnel de las drogas pesadas, el alcohol y en excesos de todo tipo. Un día esta muchacha decide transformar su vida. Una larga detención en la cárcel cambia algo en ella. Comienza a estudiar, se gradúa, primero consigue un grado, luego una licenciatura con calificaciones excelentes. Una estudiante modelo. Hasta recibir el perdón más esperado: el del padre de la muchacha asesinada.

El encuentro que le cambió la vida

La historia de Elisabetta Ballarin es un pasaje del infierno al paraíso. Del olvido profundo a una nueva existencia. Ni siquiera ella podría imaginar que su vida tan turbulenta podría pasar de un extremo al otro en pocos años. El encuentro con Andrea Volpe, líder de las Bestias de Satanás, ocurrió cuando ella tenía sólo 14 años. Estaba viviendo un periodo turbulento de su vida. Sus padres no se llevaban bien, ella se infringía cortes en los brazos para “no sentir el dolor que llevaba dentro” (Tempi.it, 15 de junio).

Droga y excesos cotidianos

Él tenía 25 años, era desempleado, tocaba en un grupo de heavy metal, era tóxico dependiente. En un bello documental que salió hace dos meses en la TV Svizzera(2 de abril), Elisabetta contó que “después de un par de semanas de conocernos, Volpe me clavó un alfiler en el brazo. ¿Por qué estaba conmigo? Por dinero, por sexo”. Los dos llevaban una vida desordenada. Consumían cocaína, heroína y a menudo ambas sustancias mezcladas en una mezcla tóxica llamada speedball. Estaban siempre en busca de dinero, vivendo de su ingenio. Cuando ella cumpló 18 años se fueron a vivir a Golasecca, a una casa del papá de Elisabetta. Y es ahí donde se llevó a cabo el homicidio.

El asesinato de Mariangela

La tarde del 23 de enero de 2004, Volpe llama a Mariangela Pezzotta, su exnovia. Con una excusa la lleva a la casa, aleja a Elisabetta, quiere pedirle dinero. Comienzan a discutir. Él saca una pistola Smith&Wesson calibre 38, le dispara en la cara. Elisabetta en el juicio dirá que, cuando entró en la casa y vio a Mariangela “en un lago de sangre”, estaba segura que estuviera muerta. En realidad, la investigación decía que seguía con vida. Este hecho agravó la posición de Elisabetta que ayudó a Volpe a trasportar el cuerpo con una carretilla de la estancia, en que sucedió el tiroteo, al invernadero, donde los dos, fuera de sí, intentaron sepultarla.

La nueva vida: llega la graduación

Hoy Elisabetta tiene 28 años. Vive en régimen de semilibertad, está cumpliendo una pena de 23 años por su participación en el homicidio de Mariangela. Obtuvo el pasado febrero el grado en gráfica y comunicación tras obtener, en la academia Santa Giulia di Brescia, una licenciatura con la máxima calificación y la lode(Oggi, 20 de febrero). Pero el “regalo” más grande e inesperado lo recibió en 2014, cuando obtuvo una beca, que le fue otorgada por el papá de Mariangela, Silvio Pezzotta.

El perdón de Silvio

El “milagro” está aquí. Silvio, presidente de la Casa de Reposo Bellini, en Somma Lombardo, donde se cuida a ancianos y discapacitados, realizó un gesto que pocos padres, muy probablemente, habrían hecho. “Olvidar – dice a Tempi.it – es imposible. Pero, la esencia de todo este acontecimiento es esta: tras haber reconstruido todos los particulares, desentrañado todas las situaciones, atribuidas las culpas, ¿qué me queda? Yo tenía una hija, y ahora ya no la tengo. Nadie me la podrá regresar. Por otro lado, una vida que estaba perdida ha sido recuperada. Yo no he hecho nada especial, no son una persona excepcional. Elisabetta tenía frente a sí dos caminos. Uno la habría conducido al abismo, el otra a la cumbre. Al principio estaba sólo el deseo de reconstruirse: se puso a estudiar, la ayudaron, y salió. Nunca la odié, siempre esperé que lo consiguiera”.

“Dios sabe hacer renacer a una persona”

Como explica el sacerdote y Blogger don Fabio Bartoli, el perdón es una conquista inmensa, incluso en casos extremos como el de Elisabetta. “Miren los ojos de esta muchacha y díganme si han visto algo más bello, porque una sola cosa es más bella que un hombre que acepta llevar el peso de la culpa, y es un hombre perdonado. Cómo es verdad que el perdón (en este caso humano, humanísimo, Dios en esta historia actúa de incógnito, tras bastidores) recrea, hace nacer de nuevo. ¿Entienden ahora por qué Dios tiene gran gusto en perdonar?”.

(lafontanadelvillaggio2.wordpress.com, 13 de septiembre).

El perdón, explica don Fabio, “surge de la conciencia de la culpa, no busca en absoluto minimizarla, sino precisamente por eso transforma completamente a la persona”. Como hizo precisamente con la “nueva” Elisabetta.

Mira el testimonio completo en italiano

Tags:
asesinatoconversiondrogasperdon
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