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Dos incógnitas sobre San Esteban aún abiertas: su tumba y el papel de Gamaliel en su vida

martirio de san Esteban

© Helvetiker

Redacción de Aleteia - publicado el 10/08/15

Tras el gran hallazgo de Ramala

“Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba entre el pueblo grandes prodigios y señales. Se levantaron unos… y se pusieron a disputar con Esteban; pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba”, cuentan los Hechos de los Apóstoles (6, 8-15). Así que instigaron testigos falsos contra él, le prendieron y le condujeron ante el Sanedrín. Allí “vieron su rostro como el rostro de un ángel”, y ante los jefes de los judíos pronunció su abrumador discurso sobre la condición mesiánica de Jesús (7, 1-53).

Al oírlo sus enemigos, “sus corazones se consumían de rabia y rechinaba sus dientes contra él”; y cuando proclamó “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios”, se echaron contra él. Lo sacaron de Jerusalén y lo apedrearon hasta matarle. Dejaron sus vestiduras a los pies de Saulo, que aún no era el Pablo posterior a la conversión camino de Damasco.

Sorpresa en Ramala

Éste es el relato bíblico sobre el primer mártir cristiano; pero a partir de ese momento desaparecen las certezas sobre la suerte que corrieron sus restos. En noviembre de 2014, sin embargo, se produjo un hallazgo muy relevante en unas excavaciones arqueológicas en Ramala. Dos kilómetros al oeste de la ciudad cisjordana, investigadores israelíes y palestinos dirigidos por el doctor Salah al Hudeliyya trabajaban en un proyecto de restauración de antigüedades de la Universidad de Jerusalén cuando encontraron las ruinas de un templo y de un monasterio bizantinos.

“Dentro de una de las iglesias hallamos una inscripción que indica que esta iglesia se construyó en honor de San Esteban, enterrado aquí el año 35”, declaró el doctor Hudeliyya. Añadió que el trabajo de restauración y acondicionamiento del lugar puede durar aún cinco años y que después podrá convertirse en un lugar de peregrinación.

De hecho, las excavaciones conducidas desde 2013 por la Universidad de Jerusalén y la Iglesia Ortodoxa podrían desembocar en la creación de un gran parque arqueológico, previsto para 2020, como foco de atracción turística para esa región palestina.

El papel de Gamaliel

Tras el descubrimiento, el profesor Hudeliyya, del Instituto de Arqueología de la Universidad Al-Quds, ofreció algunos detalles adicionales sobre la inscripción: “Tiene 88 cm de ancho y un metro de alto, y son ocho líneas en griego que dicen que el cuerpo de San Esteban está enterrado ahí. El lugar es conocido como Khirbet al Tireh, o también Kafr Ghamla, siendo Ghamla el guía espiritual de San Esteban. La otra parte de la inscripción habla de una mujer llamada Dina, quien habría invertido dinero en esta iglesia en honor a la visita que hizo Jesús al lugar cuando José y María, su madre, no podían encontrarlo, durante su viaje de Jerusalén a Nazaret, que duró tres días. Probablemente Él pasó por este lugar en uno de esos días”.

El doctor Houdalieh hace referencia al episodio que refiere San Lucas (2, 41-50), prácticamente el único que conocemos de su infancia; cuando, tras haberle perdido, sus padres le hallaron en el templo predicando. Y Él les explicó: “¿No sabíais que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”.

Pero lo sorprendente es su alusión a ese Ghamla que habría sido maestro espiritual de San Esteban, y de quien no existe referencia ni en las Sagradas Escrituras ni en la Tradición. Probablemente Houdalieh se refiere a Gamaliel, sostiene otro experto comentando el hallazgo. Algo mucho más verosímil, por cuanto Gamaliel fue un miembro justo del Sanedrín, que defendió a San Pedro y a los apóstoles (Hech 5, 34-39); y de quien San Pablo se confesaba discípulo (Hech 22, 3). Una tradición dice que se convirtió al cristianismo y fue bautizado por San Pedro y San Juan.

Precisamente en torno a Gamaliel se tejen otras hipótesis sobre el lugar donde reposan los restos de San Esteban. Según contaba en 1876 el padre Francis Xavier Weninger, ese sabio doctor de la Ley, quizá ya secretamente cristiano y que habría permanecido en el Sanedrín para proteger a sus hermanos, fue uno de los que enterraron al protomártir. “Lo dispuso todo para que el cuerpo de San Esteban fuese conducido durante la noche por algunos cristianos desde el lugar donde se hallaba hasta su lugar de nacimiento, a unas pocas millas de Jerusalén”.

En sueños…

Pero… ¡no a Ramala! En efecto, este lugar, Cafargamala, a unos 36 kilómetros de Jerusalén, no sería descubierto hasta el 3 de diciembre de 415. Allí había una iglesia de la que se ocupaba un venerable sacerdote, Luciano. Una noche estaba durmiendo en el baptisterio -lo hacía así para mantener bajo vigilancia los vasos sagrados-; cuando fue despertado en sueños por un anciano alto y venerable, a quien identificó después como Gamaliel. “Ve a Jerusalén”, le ordenó, “y dile al obispo Juan que venga y abra las tumbas, en las que hallará restos de algunos siervos de Cristo; para que por su intercesión Dios abra a muchos las puertas de su misericordia”.

Tras una segunda visión, Luciano obedeció y convenció al obispo. Realizada la búsqueda, hallaron tres cajas, que abrieron en presencia de otros dos obispos, Eutonio de Sebaste y Eleuterio de Jericó. Cuando abrieron el ataúd de San Esteban, la tierra tembló y salió de él un olor agradable como ninguno de los presentes había sentido nunca. Al mismo tiempo, 73 fieles de los muchos que se habían congregado para ese momento fueron curados de sus enfermedades.

Periplo accidentado

El obispo Juan ordenó que parte de las reliquias quedaran en Cafargamala y el resto fueran trasladadas a la iglesia de Sión en Jerusalén; lo que se hizo el 26 de diciembre. Por esa razón la festividad de San Esteban se celebra en tal fecha.

Pero aún tendría lugar otro traslado, esta vez a Constantinopla, durante el reinado de Teodosio II el Joven, fallecido en el año 450. Las reliquias se llevaron a la iglesia del santo diácono Lorenzo, y luego a una iglesia construida especificamente en honor de San Esteban.

Además, la mano derecha del protomártir se conservaría en la cámara de Serapión de lo que es hoy el principal monasterio y centro espiritual de la Iglesia Ortodoxa Rusa; la Laura de San Sergio, a setenta kilómetros de Moscú.

El itinerario de los restos de San Esteban no está pues completamente aclarado tras el hallazgo de Ramala, adonde tal vez las llevaron para ponerlas a resguardo tras los saqueos de Jerusalén de finales del siglo X y principios del siglo XI. Continúa siendo un misterio, que quizá se resuelva en los próximos cinco años que dure la restauración de las ruinas donde se halló la inscripción.

Artículo publicado originalmente en Fundación Tierra Santa

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