​Final de la vida: El Senado francés favorece los cuidados paliativos

Fue un golpe de efecto: “Contra todo pronóstico, y a menudo contra la opinión desfavorable de los ponentes y de la ministra de Salud, los senadores manifestaron una determinación general de modificar la proposición de ley Claeys-Leonetti a favor de los cuidados paliativos y del principio de precaución”, se felicita Gènéthic.

“Es un nuevo golpe a la política sanitaria del Gobierno”, constata Le Monde. “El Senado reescribe la nueva ley sobre el final de la vida”, resume Le Figaro, que añade: “En plena batalla sobre el caso Vincent Lambert, ellos [los senadores] también han adoptado una enmienda que suena como una respuesta al Tribunal Europeo de Derechos Humanos”.

Las enmiendas aprobadas el miércoles pasado, 17 de junio, se refieren a tres temas: los cuidados paliativos, la hidratación artificial y la ayuda activa a morir.

En su presentación, Marisol Touraine había usado las mismas expresiones ambiguas que en la primera lectura a la Asamblea nacional, como “Ser dueño de la propia vida hasta el último momento, ese el reto de este texto”, o incluso “La ley de 2005 permitía ya la suspensión de los tratamientos y las directivas anticipadas, hay que franquear hoy una etapa suplementaria”.

Examinando el artículo 1, que trata el “derecho a un final de la vida digno y tranquilo”, la mayoría de senadores republicanos, pero también socialistas y comunistas, se han puesto de acuerdo en “la necesidad creciente de desarrollar los cuidados paliativos en el territorio francés”, mostrando sobre este tema una extraña cohesión más allá de todo espíritu partidista.

La hidratación y la alimentación son cuidados

Sobre la secunda cuestión, especialmente candente a causa del caso Vincent Lambert, una mayoría que incluía senadores socialistas y comunistas ha surgido para definir la hidratación y la alimentación como un cuidado.

Y ello contra la ministra de Salud, Marisol Touraine, que argumentaba que el mismo Consejo de Estado había confirmado que se trataba de tratamientos.

“No es el Consejo de Estado lo que me interesa”, le espetó el senador Gérard Roche (UDI), sino la persona. “No se sabe lo que sienten las personas en estado de sedación –añadió-. Por precaución, por tanto, no se puede suspender la hidratación que puede entrañar un deterioro físico duro de soportar también para la familia”.

La ley Leonetti nunca ha dictaminado claramente sobre la hidratación artificial, recordó el senador Bruno Retailleau. El informe Michel Amiel, contra la opinión desfavorable de la ministra, propone entonces una nueva redacción del artículo 2.

Para Roche, “la hidratación artificial constituye un cuidado que se puede mantener hasta el final de la vida”, y hay que cuidar la redacción para evitar “cualquier riesgo de eutanasia”.

La Fundación Jérôme Lejeune ha agradecido a los senadores el voto de esta enmienda, recordando “la realidad de la hidratación para todo ser humano: la de un cuidado fundamental debido, sea cual sea el estado de salud o su nivel de discapacidad, y que por tanto no puede interrumpirse bajo pretexto de un encarnizamiento terapéutico”.

El pasado 24 de noviembre, el Papa Francisco exhortó en Estrasburgo a los responsables políticos europeos a actuar contra esta “cultura del descarte” que elimina a los seres humanos cuando ya no se consideran útiles o cuya vida se considera indigna de ser vivida.

No a la “ayuda activa a morir”

Finalmente, tras los debates que se alargaron hasta la noche, los senadores rechazaron por 231 votos contra 75 la “ayuda activa a morir”, “la excepción de eutanasia” y el “suicidio asistido” para “proteger a la sociedad”.

Estas afortunadas correcciones aportadas por el Senado sin embargo corren el riesgo de ser destruidas en el trámite parlamentario en la Asamblea nacional.

Como se escuchó el día del debate, “tranquilidad, los diputados tendrán la última palabra”, a menos que un nuevo golpe de efecto, por no decir un milagro -¿por qué no puede esperarse?-  haga que esta última palabra sea la buena.