Aleteia logoAleteia logoAleteia
jueves 28 marzo |
San Cástor de Tarso - Jueves Santo
Aleteia logo
Estilo de vida
separateurCreated with Sketch.

Apple y Facebook, ¿a favor o en contra de la mujer?

Facebook Apple congelamento ovuli – es

© Public Domain

Feliciana Merino Escalera - publicado el 24/03/15

La oferta de congelar los óvulos hace saltar por los aires la verdadera lucha por la igualdad de la mujer: la conciliación familiar y laboral

La Cuaresma está llegando a su fin.
No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!

 

DONE AHORA

La noticia de que Apple y Facebook van a pagar los procesos de congelación de óvulos a sus empleadas me ha dejado perpleja. Los medios de comunicación han recogido esta información como si fuese un dato positivo para la integración de la mujer en el mundo laboral cuando se trata, a mi juicio, de uno de los ataques más feroces contra la maternidad, la libertad y la dignidad de las mujeres.

Ambas  firmas defienden su medida señalando que tiene como objetivo «atraer a más mujeres talentosas al sector y eliminar la brecha de géneros», pero lo cierto es que bajo este lenguaje sutil se esconde la pretensión de forzar a sus trabajadoras a postergar el tener hijos hasta el momento que sea más adecuado desde el punto de vista de la propia empresa.

Para que las mujeres puedan progresar en su carrera profesional tendrán que dejar de lado su deseo de ser madres y, por supuesto -cuando se da la «generosa» oferta de pagarnos la congelación de los óvulos-, aquellas que decidan no hacerlo tendrán que atenerse a las consecuencias. Lo que es evidente es que estas políticas empresariales dinamitan de raíz todos nuestros esfuerzos por conciliar la vida laboral y familiar.

Desde luego que puede ser una estrategia «eficaz» para atraer a más mujeres al sector, como afirman, pero la idea de que va a reducir «la brecha de géneros» es  absurda como poco, cuando no falsa. Me resulta curioso pensar -en todo caso no deja de ser inquietante- que sean empresas que destacan por la presión a la que someten a sus trabajadores para incrementar la productividad (es conocida, por ejemplo, la actitud de Apple en sus fábricas chinas), las que ahora vienen a preocuparse, con un discurso bonachón y políticamente correcto, de nuestras vidas.

¿Cuál es el verdadero objetivo de esta decisión anunciada con bombo y platillo? Como adalides del pensamiento liberal lo único que persiguen es su propio interés, y este no es otro que asegurarse de que sus trabajadoras no sean madres hasta cierta edad que, curiosamente, coincide con el descenso de los umbrales de productividad. Ya veremos si entonces, como es habitual hoy en día, son presionadas definitivamente para que no tengan hijos, o son despedidas si deciden tenerlos. Hay que decirlo con absoluta claridad: no es una medida que facilite el desarrollo de la mujer, sino que pretende obligarla a seguir un sistema de vida impuesto por el modelo economicista imperante.

Este es un síntoma de que nuestras sociedades están dejando de luchar para que el cuidado de los hijos sea compartido por ambos cónyuges y, desde el presupuesto de que va a ser la madre la que va a sufrir un menoscabo en su productividad y en sus perspectivas laborales, ahora le ofrecen congelar sus óvulos porque se considera que es un coste menor en relación al descenso de la rentabilidad de su puesto de trabajo.

Quisiera mostrar que existen varios presupuestos a la base de este tipo de acciones que me parecen dignos de mención.

El primero de ellos, al que ya hemos aludido, es la mirada que se tiene sobre la conciliación de la vida familiar y laboral. En un sistema socioeconómico en el que la banalización de la familia es un hecho y donde prolifera un dualismo entre la vida pública y la vida privada que desprecia el tiempo dedicado a este segundo ámbito, es imposible que se favorezcan medidas de conciliación, a las que las empresas tienden a poner obstáculos y que los estados no abordan de manera suficientemente decidida.

Se trata de una mentalidad que impide entender la importancia de la aportación de la mujer al mundo y que de nuevo parte de una visión puramente masculina propia de los modelos neoliberales.
En esta situación solo podemos triunfar si nos amoldamos a estas reglas de juego, y desde luego nada molesta más que la posibilidad de que seamos madres. Solo una conciencia pública de la importancia de la complementariedad real y de la necesidad de lo femenino en la configuración de la estructura política y económica puede cambiar esta dinámica.

La lucha por el reconocimiento de nuestros derechos no puede ceder a este tipo de tentativas, que nos ofrecen apenas migajas exigiéndonos renunciar a nuestros deseos más profundos. Ello significaría rendirse definitivamente al patriarca más avaricioso que ha conocido la historia: el mercado. El feminismo igualitarista ya cayó en sus redes hace mucho tiempo y aceptó que sacrifiquemos el fruto de nuestras entrañas a una estructura que bajo el lema de la igualdad nos exige ser exactamente iguales… a lo que nos manden.

En segundo lugar, existe un presupuesto materialista insostenible detrás de toda esta charlatanería. La maternidad es entendida en términos puramente biológicos, como si traer niños al mundo se limitara a un proceso de «expulsión» que igual se puede hacer a los veinte que a los sesenta años.

Tal vez creen que se puede ser madre o padre en idénticas condiciones a cualquier edad, como si pariésemos vástagos fuertes y sanos con independencia de que seamos cuarentones o cincuentones, como si el desgaste físico, psicológico, moral o espiritual no nos afectara y el paso del tiempo no hiciera mella en nosotros. De esta manera deben de pensar que el único problema tiene que ver con la edad fértil de la mujer, que no está bien ajustada a las necesidades de la empresa. Por eso, congelando los óvulos, ¡problema resuelto!

Habrá que decir que a determinadas edades no se está en las mismas condiciones para criar, amamantar, educar, sostener y, en definitiva, acompañar a los hijos en su crecimiento, porque los años no pasan en balde. La maternidad, y la paternidad, tienen su edad, lo que no significa que exista un límite absoluto. Tiene que ver con condiciones que son físicas, aunque no solo, pues afecta a todos los ámbitos de la vida y precisa de todas nuestras energías, ya que supone dar la vida sin condiciones. No es lo mismo ser padre que ser abuelo.

Percibo también, en último lugar, una concepción del trabajo poco humana. A menudo se entiende al trabajador como un mero instrumento, una especie de mecanismo que debe adaptarse a reglas que no contemplan su bien entre sus objetivos. Frente a esto es necesario preguntarse por el significado del trabajo, que es expresión de la vocación de entrega del ser humano. En él se encuentra la forma más directa e inmediata de servir a la sociedad, y a Dios, al tiempo que se realiza uno mismo.

¿No han pensado estos mandamases que se trabaja mejor con un espíritu de entrega, al que ayuda el tener una familia, que si se hace solo por dinero? Pues bien, este es un reflejo de nuestra vocación esencial de amar y ser amados que no puede, por la propia naturaleza sorprendente del amor, ser programada, ni pospuesta, ni de ninguna manera negociada.

Tags:
mujer
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

ES_NEW.gif
Oración del día
Hoy celebramos a...




Top 10
Ver más
Newsletter
Recibe gratis Aleteia.