Tras una primera y una segunda parte, publicamos el último fragmento de la respuesta a la siguiente pregunta de un lector.
Mi novia y yo somos de confesiones distintas, aunque compartimos que somos cristianos. Yo católico y ella, alguna forma de protestantismo. Hasta hace unos meses me invitó a ver una de sus ‘misas’ (ella les llama así, aunque en sí sólo es una celebración). Llegado el momento que nosotros conocemos como comunión, pasaron vasitos de vino y pedacitos de pan ázimo, el pastor dijo: "recordemos lo que Jesús dijo que hagamos en conmemoración". Cuando comenté con ella, le dije: oye, ¿no dan vino-vino verdad? Es más bien como un jugo. Y ella me dijo: "¿cuál vino? Es la sangre de Cristo y el cuerpo de Cristo". Eso me dejó pensando, porque he oído muchos testimonios de protestantes que reconocen que la Eucaristía es en verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y reconocen también que ellos no lo tienen. ¿Qué hacer cuando ese protestante sí cree que lo que comulga es el Cuerpo y la Sangre de Cristo? ¿Cómo explicarle que la Eucaristía es la verdadera?
El protestantismo, negando el Magisterio y la Tradición como fuente de revelación, abrió la puerta a que cada persona interpretara arbitraria e indiscriminadamente la Sagrada Escritura, con lo cual se fueron generando una serie de errores en la doctrina, algunos de los cuales no sólo permanecen, sino que se han agravado.
Entre los errores que más han afectado a la Iglesia podemos mencionar el rechazo a la mayoría de los sacramentos.
Las Iglesias de la Reforma (o protestantes) no reconocen la presencia real de Cristo en las especies del pan y del vino.
Aun cuando Lutero reconocía la Eucaristía como sacramento, sus seguidores, basados en una interpretación equivocada de Mt. 26,26-28 y de Jn 6,63, rechazaron el milagro de la transubstanciación, es decir el milagro que se realiza cuando el sacerdote consagra las especies eucarísticas en el cuerpo y la sangre de Jesús, y afirmaron que lo que se realiza en la Eucaristía es sólo un "símbolo", un recuerdo simplemente.
Todos los protestantes tienen entre sí muchas diferencias, llegando algunos a afirmar cosas que otros niegan.
En el tema de la Eucaristía los errores son los siguientes:
1. En la misa católica no se observa ningún cambio en el pan y el vino.
2. No se puede decir que Jesús haya hablado literalmente cuando dice: “Esto es mi cuerpo, ésta es mi sangre”.
3. La "Cena del Señor" es sólo un memorial, un recordatorio.
4. La misa católica es sólo un símbolo.
Un protestante suele ser consciente de que cuando consume el vino y el pan en su asamblea sólo está haciendo una representación. Si no cree en la presencia de Cristo en la misa, mucho menos creerá en la presencia de Cristo en sus representaciones ‘teatrales’.
Las comunidades protestantes están fuera de la sucesión apostólica y fuera del cuerpo místico de Cristo, por tanto no pueden tener la presencia sacramental de Cristo.
¿Por qué hay tantas comunidades protestantes?
Una de tantas explicaciones es ésta: los protestantes admiten sólo la Escritura como fuente teológica rechazando la Tradición y el Magisterio. Pero sin el Papa, sin Tradición y sin Magisterio, hay muchos modos de interpretar la Biblia.
Entonces unos y otros se separaron pretendiendo conseguir una fidelidad mayor a las Escrituras, según su interpretación de los textos originales.
Aclaraciones para un católico en una asamblea protestante
1. En las comunidades protestantes no hay ‘misas’. Como bien dice el lector, lo que los protestantes tienen son asambleas en las hay solo una representación de la última cena aunque utilicen verdadero vino y verdadero pan ázimo. En la misa no tomamos vino ni comemos pan: Recibimos a Jesús bajo las dos especies eucarísticas.
2. Los que lideran esas comunidades no son pastores, en sentido teológico. El único pastor es Jesucristo. Su función pastoral la ejerce a través de los que Él ha designado: los apóstoles. Hoy los apóstoles o los pastores auténticos son el Papa, sucesor de San Pedro, y los obispos sucesores de los demás apóstoles.
3. Un católico puede entrar a esas asambleas protestantes, pero sólo por curiosidad y/o como espectador pero con dos condiciones: manteniendo su identidad y que no se convierta en norma.
Aquí no vale el refrán “A donde fueres haz lo que vieres”. Un católico no puede pensar que en ese vino y en ese pan esté el Señor; un católico no puede ser cómplice de la ignorancia de los protestantes consumiendo ese vino y ese pan.
Este refrán no aplica tampoco para un protestante porque si pasara al revés, es decir si un protestante hiciera lo mismo de entrar -por curiosidad y como espectador- a una misa no podría ni debería comulgar. Explicaciones sobran.
Hoy celebramos a...