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Adulterio es la unión sexual voluntaria entre una persona casada y otra que no sea su cónyuge.
No se trata sólo de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, sino que tiene el agravante de atentar contra el vínculo matrimonial, que no es algo puramente humano, sino que está establecido por el mismo Dios.
Obviamente, hay que tener en cuenta que el adulterio se produce sólo cuando ese matrimonio es válido. Si es nulo, se trataría de relaciones fuera del matrimonio, pero no de adulterio propiamente dicho.
¿Realmente es tan grave?
Generalmente se confunde la gravedad de este pecado con la magnitud del escándalo si se descubre; o lo que es lo mismo, se piensa que si no hay escándalo no hay gravedad.
O se piensa que por el solo hecho de que nadie se dé cuenta no se está haciendo mal a nadie; pero sí, y los primeros perjudicados son los mismos protagonistas.
El adulterio daña la Iglesia, daña la sociedad. Es más grave de lo que a veces se cree, aunque la sociedad lo vea “con buenos ojos”.
En realidad, este pecado tiene que ver con algo mucho más profundo, que es el romper la alianza con Dios.
¿Y si con otra persona todo va mejor?
Ningún pecado tiene justificación. No se puede justificar el adulterio con una supuesta lógica humana diciendo, por ejemplo: estamos bien y felices, todo el mundo lo hace, la culpa del fracaso matrimonial no fue mía y por tanto tengo todo derecho a rehacer mi vida con otra persona cueste lo que cueste, estoy con una persona que me valora, ve por mis hijos y sobre todo me ama, etc..
El maligno hace mal con apariencia de bien, siguiendo la lógica del mundo. No hay que buscar falsas lástimas para no cortar radicalmente con el pecado y/o para tomar los correctivos necesarios.
Es preferible hacer sacrificios y renuncias y tener una conciencia limpia, tranquila y pura que tener lo que el mundo ofrece pero con remordimientos de conciencia y lejos de la salvación.
Jesús dijo: “No todo quien me dice Señor, entrará al reino de Dios sino el que hace la voluntad del Padre” (Mt 7,21). ¿Cuál es la voluntad del Padre? Respetar el vínculo sacramental, a pesar de todo.
Una relación adúltera (o de pecado) no se basa en el amor. Pueden haber enamoramiento, suplir carencias, necesidad de sexo, búsqueda de protección,… pero Amor no hay allí.
Dios es EL AMOR (1 Juan 4, 8), por eso el amor sólo puede estar realmente en relaciones bendecidas por Él y en las que quieren y respetan su presencia (por eso es tan importante tener y defender –aunque sea unilateralmente- el sacramento del matrimonio).
Es por el mismo motivo que los novios que caen en fornicación (la relación sexual fuera del matrimonio) viven y pueden terminar mal, porque el amor puede dejar su espacio a sucedáneos.
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