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El bautizo, este sábado en la catedral de Córdoba, de Umma Azul, una niña criada por dos mujeres que tenía como madrina a la presidenta Cristina Fernández (representada por la edecana naval Claudia Fenocchio) ha captado la atención de millones de personas.
Con él, la Iglesia católica abre una puerta muy grande a las familias homoparentales, declaró con satisfacción la madre del bebé, Soledad Ortiz. “Es una señal de que la sociedad ha cambiado”, añadió Karina Villaroel, la pareja de la madre biológica de la niña bautizada.
La implicación –aun en la distancia física- de la presidenta de Argentina en la celebración ha contribuido a aumentar la difusión mediática del evento.
Más allá de la polémica y la instrumentalización de esta historia, ¿por qué la Iglesia administró este bautismo? Lo ha explicado el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, quien autorizó al párroco de la catedral bautizar a este bebé tras sugerir diversas recomendaciones.
El caso de la pequeña Umma "es como el de cualquier persona que pide el bautismo", "el bautismo lo va a recibir la niña; el derecho es de ella, el derecho es de la niña", declaró a la agencia Aciprensa monseñor Ñáñez.
Sobre la responsabilidad de los padres a educar al hijo que bautizan en la fe cristiana, el arzobispo indicó que "ese es el compromiso que tiene que asumir su madre, y el compromiso que los padrinos tienen que hacer".
“En eso, yo creo que se juega la buena fe de las personas –destacó-. También entre nosotros acuden muchas personas a pedir el Bautismo para sus hijos, nosotros hacemos fe a su buena disposición, pero no tenemos absoluta seguridad de que ellos por una parte vayan a respetar eso o de que su vida esté en total consonancia con los principios evangélicos”.
El arzobispo de Córdoba ya recordó al párroco que por lo menos un padrino debe comprometerse a garantizar la educación cristiana de Umma.
Monseñor Ñáñez dijo que ha hablado de este caso con el prefecto de la Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Antonio Cañizares, y explicó que "la Iglesia en eso se muestra como una madre misericordiosa y amplia, para abrir las puertas de la salvación”.
“El bautismo es el derecho de toda persona humana -declaró monseñor Ñáñez- y creo que también el Santo Padre, en este sentido, desde cuando era arzobispo de Buenos Aires siempre impulsó una actitud de apertura amplia para la administración de estos sacramentos".
El arzobispo lamentó la manipulación que ha realizado la prensa sobre este bautismo y desmintió que se haya reunido con la pareja de mujeres y haya autorizado que reciban el sacramento de la confirmación.
“Todo el revuelo que se hace es una desmesura”, afirmó, "se trata del bautismo de una niña que tiene el derecho a recibir este sacramento, y en la medida de lo posible, nosotros tratamos de asegurar las condiciones para que sea correctamente administrado”.